En 1.788 el capitán Arthur Phillip, establecido en Sydney Cove, importó las primeras vides de Australia desde Brasil y el Cabo de Buena Esperanza.
Este fué el inicio de una próspera industria vitícola que, con una tradición de más de 200 años, exporta más de 800 millones de litros de vino al mundo.
Las primeras cepas fueron plantadas en Sydney y, por desgracia, debido al calor y la humedad, el viñedo nunca prosperó.
Sin embargo, John MacArthur en su propiedad de Camden Park, unos 50 km al oeste de Sydney, tuvo mas suerte con su plantación, a principios del siglo XIX y es considerado como el primer viñedo comercial de Australia, cultivando Pinot Gris, Frontignac, Gouais, Verdello y Cabernet Sauvignon.
Hacia mitad de dicho siglo ya existían viñedos en la mayoría de los Estados.
Los suelos australianos, protegidos por su lejanía de la industrialización y las plagas, resultaron ser muy fértiles.
La filoxera llegó desde Europa en el último tercio del siglo XIX, pero apenas tuvo desarrollo, ya que se establecieron regulaciones estrictas de cuarentena, restringiendo la circulación de vid entre las regiones de vinos australianas, habilitando regiones vinícolas al sur de Australia, como el valle de Barossa, que permanecieron libres de la filoxera y que hoy son consideradas como algunas de las vides más antiguas en el mundo ¡incluso muchas de ellas aún crecen en sus originales portainjertos europeos!
Durante la Segunda Guerra Mundial aumentó considerablemente el consumo interno del vino ante la escasez de cerveza, y hasta mediados de los 70 los vinos preferidos eran los fortificados tipo vinos de jerez.
A partir de entonces, alimentado por la sed de los consumidores de vino de mesa tinto seco, las ventas de fortificado fueron bajando a favor de estos.
Hoy en día, Australia cuenta con más de 60 regiones vinícolas y una gran diversidad de uvas y vinos.
Los viticultores australianos tienen una enorme diversidad de suelos, algunos con más de 500 millones de años.
Desde suelo rico en hierro, ideal para el exigente Pinot Noir, o el famoso Terra Rossa, preferido de la Cabernet Sauvignon.
Historia de dos de las mejores bodegas orgánicas de Australia
Los viñedos de Rosnay, vinos orgánicos y biodinámicos desde 1,997
En 1.995, después de buscar en el sudeste Australiano en busca del mejor sitio para una nuevo viñedo y olivar.
Con el asesoramiento de Peter Hedberg de Orange Agricultural College, encontraron un terreno inclinado ligeramente hacia el norte, bien drenado, junto al rio Belubula, en la región vinícola de Cowra.
El nombre “Rosnay” viene del apellido de soltera de la matriarca, de origen frances, que tenía una pequeña parcela de uva gamay en el Beaujolais.
Mientras tanto, en el lado australiano de la familia, el patriarca tenía una colección de libros antiguos de biodinámica.
Así se explica el carácter biodinámica de esta bodega. Además, Sam, el primogénito de la familia, se unió a esta aventura en 1.997, después de estudiar un grado de geografía en Francia, trabajando en granjas biodinámicas en Nueva Zelanda y para el Ministerio de tierra y la conservación de agua en Cowra.
Ese mismo año, los tres se embarcaron en un viaje de descubrimiento que les llevó a decidir llevar a cabo todo el proyecto con arreglo a los principios orgánicos.
Las primeras vides, de Chardonnay y Shiraz, plantadas en septiembre de 1.997, lo fueron en agricultura orgánica y biodinámica desde el primer día.
En 1.998, le siguieron la Merlot, Semillón y Cabernet, mediante esquejes de viñedos locales y de las mejores variedades de Australia del Sur.
Finalmente en el año 2.000 plantaron Mourverdre.
Los viñedos y el olivar se plantan sobre una amplia gama de tipos de suelo. Los suelos arenosos de la colina permiten que las raices de la Shiraz profundicen hasta el lecho de roca de granito, consiguiendo una gran mineralidad y resistencia a la sequía.
La Semillón, bajo un régimen de riego cuidadoso, fué gradualmente enviando sus raíces desde zonas superficiales hacia zonas mas profundas para darle resistencia.
La Merlot y Chardonnay fueron plantadas en suelos de arcilla roja, de mejor drenaje, ya que son susceptibles a la enfermedad si se plantan en suelos ricos y pesados.
Por último, el Cabernet fue plantado en la zona baja de la colina, porque dada su condición tardía es el más inmune a las heladas.
Grancari Estate
Viñedos de Grancari
Los orígenes de esta pequeña bodega situada al sur de Adelaida se remontan a principios de la década de 1.940, cuando George Cox decidió plantar Garnacha.
Las vides de Garnacha, originalmente crecidas como arbusto, todavía están dando sus frutos hoy en dia y son una de las pocos plantaciones de Garnacha originalesa en la región de Valle McLaren.
George vendió la propiedad y el viñedo se descuidó durante algunos años.
Durante este tiempo, incluso se llegó a plantar alfalfa donde ahora se ha plantado Shiraz.
La propiedad fué adquirida por Rino y Greta Ozzella pocos meses después de los incendios forestales de 1.983.
Fué construida la casa familiar y Rino decididió restablecer las viejas y desatendidas garnachas.
Con la ayuda de su esposa, utilizando los conocimientos tradicionales transmitidos de su familia en Italia, comenzó el trabajo de restauración.
Antigua cepa de Garnacha en Grancari
Las vides se cultivan en una ladera del oeste, frente al mar, lo que asegura una maduración temprana de la uva.
El sol de la tarde, la brisa del mar y una mezcla de suelos arcillosos con crestas de piedra caliza, ayudan a crear vinos ricos de cuerpo complejo.
La viña y el vino son producidos siguiendo los procedimientos orgánicos, ya que creen que los métodos naturales de crecimiento y gestión de sus pequeños viñedos orgánicos y los procesos de vinificación natural, beneficia a los consumidores ahora y mantiene los suelos viables para las generaciones futuras.
Las últimas investigaciones demuestran que los métodos orgánicos, cuando se utiliza en la agricultura, producen alimentos con más nutrientes, y a veces hay una notable mejora en la calidad de estos productos.
Teniendo esto en cuenta, Rino y Greta han optado por no utilizar productos químicos o pesticidas, no sólo para su propia salud, sino también para la salud de sus consumidores y sus vecinos.
Para las malas hierbas se usa un arado de disco entre las filas de vides y un arado francés en las vides y usando fungicidas naturales se mantienen a raya posibles brotes de enfermedad.