A pesar de que la producción vinícola en Chile es centenaria, no ha sido sino desde las última décadas del siglo XX que las compañías locales establecieron lazos comerciales permanentes con enólogos y viñedos franceses y estadounidenses.
Como resultado, muchos vinos chilenos han escalado posiciones hasta encontrarse entre los mejores de todo el mundo.
Los más reconocidos viñedos en Chile se concentran en cinco zonas en el centro del país : Maipo, Maule, Curicó, Rapel, Colchagua y el más nuevo Casablanca el rey en los blancos.
Los más reconocidos viñedos en Chile se concentran en cinco zonas en el centro del país : Maipo, Maule, Curicó, Rapel, Colchagua y el más nuevo Casablanca el rey en los blancos.
Principalmente cultivan especies de uva francesas, refinando los ensambles y las técnicas de maduración con buenos resultados.
Historia del vino en America
Los conquistadores españoles encontraron vides silvestres en América como la Vitis rupestris, Vitis labrusca y Vitis berlandieri.
Pero Formalmente el cultivo fue iniciado por los españoles en la isla La Española donde la vid llego en uno de los viajes de Cristóbal Colón.
Años después Don Hernán Cortés Monroy Pizarro Altamirano Marqués del Valle de Oaxaca Conquistador del Imperio Azteca. fué el principal promotor del cultivo de la uva, ordenando traer de la isla de Cuba semillas y plantas de la Vitis vinifera proveniente de España, siendo la Nueva España el primer sitio de la América continental en cultivarse viñedos y producirse vinos para consumo.
El 20 de marzo de 1.524,Hernán Cortés firmó un decreto donde se ordenaba que todos los españoles con encomiendas debían plantar anualmente mil viñas españolas y autóctonas por cada cien indígenas a su servicio para lograr una hibridación rápida en las nuevas tierras. luego este territorio pasa a llamarse Virreinato de Nueva España y de ahi es donde se propagara por América Central y y el oeste de de Norteamerica (California).
El Marqués Francisco Pizarro conquistador del Tawantinsuyo hace lo suyo introduciendo la vid en el Virreinato del Perú,cuna de la vitivinicultura sudamericana donde se propago a Chile, Argentina (Cuyo,Gobernación del Tucumán),Provincia de Charcas (hoy Bolivia y parte de Paraguay) en fin años mas tarde a toda América del Sur.
Historia del vino chileno
La historia del vino chileno comienza con la llegada de los españoles al territorio que hoy conocemos como Chile.
Las primeras vides habrían sido introducidas en la Capitanía General de Chile entre 1.541 y 1.554.
De acuerdo al científico francés Claudio Gay, las primeras plantaciones se realizaron en la ciudad de La Serena antes de 1.548, siendo cosechadas las primeras uvas durante el año 1.551 por los conquistadores españoles y encomenderos Francisco de Aguirre y de Pedro de Cisternas en el Valle de Elqui y en Valle de Limarí años mas tarde Don Diego Pizarro del pozo y Clavijo Gálvez2 quien introdujo nuevas cepas y nuevas tecnicas de vinificacion en la zona.
De acuerdo a Pablo Lacoste, las características del suelo, la temperatura y las aguas provenientes del río Elqui facilitaron el desarrollo de la industria de la vid y el vino en la zona.
Tales condiciones ambientales produjeron uvas con mucha azúcar que habrían pemitido elaborar excelentes aguardientes.
La Serena se habría hecho fuerte en la elaboración de vinos y aguardientes desde tempranos tiempos. Las cepas españolas correspondían a la variedad "Negra", conocida como "País" en Chile y "Misión" en California, la que se adaptó rápidamente al suelo y la cual es posible encontrar aún en la zona central de Chile.
Los indígenas araucanos posteriormente, conocen la uva y aprenden a fermentarla, dando origen a lo que hoy llamamos chicha de uva.
También algunas vides fueron plantadas en los alrededores de Santiago y posteriormente en los territorios que fueron siendo colonizados.
La vid encontró en el Corregimiento de Coquimbo y en la zona central en Chile un hábitat ideal, por su clima mediterráneo de inviernos lluviosos y veranos calurosos, y su producción fué creciendo, llegando al punto que Felipe II decretó prohibir nuevas plantaciones.
La prohibición duró hasta 1678. Otra prohibición se decretó durante el régimen napoleónico en España, a comienzos del siglo XIX, al considerar que el vino producido en Chile competía en precio con el producido en España.
Hay que agregar también la producción del llamado aguardiente de uva, un destilado que podía alcanzar hasta los 50 grados y otro producido en la zona norte de mejor calidad que se denominó más tarde Pisco chileno y otro denominado aguardiente chileno, un destilado de alrededor de 70 grados producido en la zona central, pero que se rebaja a un nivel de entre 30 y 50º por medio de la adición de agua desmineralizada.
En la época de la colonia e Independencia y hasta mediados del siglo XIX los vinos más afamados de Chile provenían del Norte del Corregimiento de Coquimbo y al sur de el entonces Corregimiento de La Concepción, una reputación que parece explicarse principalmente por el menor rendimiento de las vides.
Sobre esto último, Claudio Gay señala que mientras en Chillán seis vides en toda producción daban un galón de mosto, en Santiago daban seis y en Aconcagua ocho.
Este mayor rendimiento se lograba con más riego; en cambio las viñas del sur eran de rulo.
Lo mismo opinaba el agente norteamericano Teodorico Bland, quien calificaba los procesos para preparar el vino de "groseros, toscos y malos", sin perjuicio de rescatar "un excelente vino fabricado con esmero en Penco, cerca de Concepción y otros vinos preparados cerca de Coquimbo".
Cabe mencionar que los vinos producidos en la Zona Central de Chile en aquel entonces eran descaradamente adulterados con agua ya que estos principalmente eran concumidos por el bajo pueblo no asi los de Concepcion y/o Penco y Coquimbo que eran los que consumia la elite.
A mediados de siglo, y siendo ya Chile una república independiente, se comenzó a considerar al vino como una importante fuente de ingresos de exportación, y los gobiernos empezaron a preocuparse en desarrollar su calidad.
Un técnico agrícola francés, Claudio Gay, fue contratado para tal fin. Gay creó una estación experimental llamada Quinta Normal de Agricultura, que ya para 1.850 tenía alrededor de 40 000 vides europeas de 70 distintos tipos plantadas en sus terrenos, las que fueron evaluadas científicamente.
El siguiente paso, la modernización en la producción de vino, fue dado por Silvestre Ochagavía, un diplomático de carrera, a quien algunos consideran como el padre de las Viñas chilenas modernas -el término Viña se refiere a una empresa vitivinícola-.
Ochagavía viajó comisionado a Europa y contrató expertos franceses, quienes comenzaron en 1.851, a reemplazar la cepa País por cepas Cabernet Sauvignon, Cot o Malbec, Merlot, Pinot, Riesling, Sauvignon Blanc y Sèmillon.
El buen resultado motivó a otros empresarios a seguir el ejemplo: Maximiano Errázuriz, Luis Cousiño, José Tomás Urmeneta, Domingo Fernández Concha, Bonifacio Correa Albano y Melchor Concha y Toro, entre otros, fundaron sus respectivas Viñas e iniciaron una exitosa tradición que se proyecta hasta la actualidad.
En 1.879, Alberto Valdivieso inició la producción de vino espumoso, importando de la región de Champagne, cepas Chardonnay y Pinot Noir, así como elementos técnicos para producirlo.
En 1.863 se detectó una plaga de filoxera en Francia, la que fue extendiéndose por Europa, destruyendo las cepas de calidad europeas.
En 1.873 apareció en California, en 1875 en Australia, y en 1.880 en África del Sur, transformándose en una catástrofe de carácter mundial.
Las cepas chilenas, sin embargo, se mantuvieron libres de la plaga y contribuyeron posteriormente, en gran medida, a la recuperación mundial de la industria vitivinícola [cita requerida].
El período de bonanza que podría haber significado para Chile, al quedar como productor incólume, no fue aprovechado. La producción para exportación había estado orientada casi exclusivamente al mercado estadounidense y se hicieron algunos intentos para introducirla en el mercado europeo, sin mayor éxito, lo que decidió a los productores nacionales a orientarla a otros países latinoamericanos, con mercados mucho más reducidos.
En 1.902 el vino comenzó a ser tributado con altos impuestos, lo que desanimó la producción.
Posteriormente la Ley Seca en Estados Unidos contribuyó también a la baja en la producción chilena de vinos de exportación.
Entre 1.938 y 1.974 se prohibió la plantación de nuevas cepas y la importación de tecnología para la producción.
Otro aspecto descuidado, fue la tardanza, por razones económicas, del uso de barricas hechas de roble.
Se usaba la madera de raulí, una madera chilena de buena calidad, pero sin las especiales cualidades del roble.
Hay que señalar también, que la producción de vino de cepas País, suplían las demandas del mercado interno, siendo desde siempre muy populares en sus tipos pipeño y chicha.
La producción de vinos finos para exportación vio su recuperación en la década de 1980, cuando productores mundiales reconocieron la calidad de las cepas chilenas y decidieron invertir en ellas.
Empresas internacionales como Miguel Torres y Domecq de España, y Margaux y Lafite Rotschild de Francia se hicieron presentes, iniciándose la recuperación del decaído mercado exportador chileno.
Modernas tecnologías reemplazaron las ya anticuadas instalaciones, sumadas a una regulación y legislación en la producción de vino, hicieron que Chile, a finales de la década, ocupara un lugar destacado entre los productores mundiales de vino.
Clasificación de los vinos
Los vinos chilenos se clasifican en tres categorías, según lo establecido en el decreto Nº 464 publicado el 26 de mayo de 1.995 del Ministerio de Agricultura, que estableció la zonificación vitícola del país y fijó las normas para su utilización.
Así, se distinguen los vinos con denominación de origen, los vinos sin denominación de origen y los vinos de mesa, obtenidos a partir de uva de mesa.
Según su categoría, las etiquetas pueden mostrar menciones de zonificación, cepaje, año de cosecha y la expresión "Embotellado en Origen".
La zonificación establece cinco grandes regiones vitícolas: región vitícola de Atacama, región vitícola de Coquimbo, región vitícola de Aconcagua, región vitícola del Valle Central y región vitícola del Sur, que a su vez se dividen en subregiones, zonas y áreas menores, pudiendo los vinos mostrar las denominación relevante siempre que al menos un 75% de la uva utilizada para su elaboración proceda del lugar indicado.
Además, los vinos con denominación de origen pueden indicar el cepaje con que son producidos cuando este no sea inferior al 75% y el año de cosecha bajo las mismas condiciones.
Variedades de la uva
La uva Carmenere es exclusiva de este país del Cono Sur, ya que esta cepa europea fue extinguida en el siglo XIX por la filoxera.
La cepa Carmenere se consideraba extinta, hasta que a principios de la década de 1.990, enólogos franceses, notoriamente el ampelógrafo Jean-Michel Boursiquot, percibieron que en Chile, esta uva aún se cultivaba inadvertidamente, mezclada con pies de Merlot.
No es la primera vez que en Chile una cepa se confunde con otra. A fines del siglo XIX se introdujo en Chile el Cabernet Sauvignon y en la década de 1.970, un grupo de enólogos descubrió que entre las cepas del Cabernet Sauvignon se encontraba mezclada otra cepa de origen francés : el Merlot.
Tipos de vino
Vinos tintos
Varietales de Cabernet Sauvignon, Merlot, Carmenere, Syrah, y Pinot Noir
Vinos blancos
Varietales de Sauvignon Blanc, Chardonnay, Semillon, Gewürztraminer, Viognier, entre otras.
Producción y exportación
Chile ocupó el año 2.009 el octavo lugar mundial en producción de vinos con 9.869.000 hectolitros, después de Italia, Francia, España, Estados Unidos, Argentina, China y Australia.
Las exportaciones de vino chileno se distribuyen en un 25% a Estados Unidos y en un 55% a Europa, siendo el principal destino Gran Bretaña.
La producción de vinos en Chile se concentra mayoritariamente en las regiones VI, VII y Metropolitana, totalizando el 92% del total. La VII región se lleva el 47% del total de la producción del país.
La calidad del vino chileno
El vino chileno se ha caracterizado por una excelente calidad, constante y a un precio razonable, lo que lo ha posicionado como uno de los paises vitivinícolas del nuevo mundo por excelencia.
La incorporación de tecnología ha permitido mejorar la calidad año tras año, lo que se ha traducido en mayores precios en el mercado internacional.
Un factor determinante en la calidad del vino chileno es el clima mediterráneo, con estaciones bien marcadas, veranos secos, cálidos y con grandes variaciones de temperaturas entre el día y la noche, que puede alcanzar hasta 20 °C de diferencia.
Los vinos blancos son descritos como frescos, fáciles de beber, frutosos y de adecuado equilibrio azúcar-acidez.
En tanto los vinos tintos chilenos se distinguen por su color y su cuerpo. El Cabernet Sauvignon chileno sigue siendo destacado y valorado, aunque nuevas cepas como el Syrah y el Carménère ganan terreno.
Bebidas populares derivadas del vino tradicional
A pesar de la gran calidad que Chile maneja en cuanto a la obtención de vinos, la cultura apreciativa recién ha tomado fuerza a inicios del siglo XXI, en gran medida al auge económico del país que permitió la llegada de buenos mostos al consumo masivo.
Anteriormente la clase media y baja consumían vinos de baja calidad o de poco trabajo, por lo que había una tendencia a realizar mezclas, que con el pasar del tiempo han adoptado nombres propios y que el folclore nacional ha preservado junto a la imagen del huaso campesino asiduo a la bebida, como ejemplos tenemos :
Terremoto : vino blanco con helado de piña y fernet.
Tsunami o Maremoto : variante del "Terremoto" donde el fernet es reemplazado por licor de menta.
Tropical : Mezcla de vino blanco con bebida de piña.
Navegado : algunos llaman así al vino tinto "chambreao'" (entibiado) (del francés chambré) con cáscara o torrejas de naranja en el recipiente.
A otra versión se le echa azúcar, canela, clavo de olor y torrejas finas de naranja, entibiándolo al baño María.
Otros dan esta denominación a los vinos que eran llevados en las barcas por las islas del archipiélago de Chiloé para su comercio.
Borgoña de fruta : Vino tinto mezclado con fruta trozada (generalmente fresas o duraznos, o chirimoyas), azúcar y hielo.
La versión con vino blanco se llama Cleri o Clery.
Bebida típica de verano.
El melón con vino : Vino blanco escanciado en un melón abierto en uno de sus extremos y sin pepitas.
Se le puede agregar un poco de azúcar y hielo.
Si después de bebido el vino con una cañita o popote se consume la pulpa, se transforma en un postre.
Pipeño: Como su nombre lo indica es el vino sin procesar proveniente de una pipa (barrica).
Chupilca : es una variante alcohólica del original llamado ulpo, que es una mezcla de harina de trigo tostada, miel y agua.
El agua se reemplaza por vino tinto.
Cacha floja : es un trago con fama de aliviar los síntomas del resfrío, se prepara con 1 parte de vino blanco, 1 parte de cerveza, azúcar y bastante limón, también se puede agregar un poco de licor de cacao.
Ponche : vino ligeramente mezclado con aguardiente de uva.
Ponche con Culén : Se le agrega infusión de Culén, que es una planta medicinal chilena.
Chicha de uva : Jugo de uvas dulces fermentado.
Jote : mezcla de vino tinto y gaseosa cola.
Vino de la casa : Es aquel conformado por los restos de diversas botellas, mezclados y servidos en una jarra.
Bigoteado : vino compuesto por las sobras de otros vasos y jarras (que igual vendían algunos bares antiguamente a menor precio).
Variantes con aguardiente de uvas reemplazando al vino son:
Chufla i: aguardiente con bebida gaseosa.
Pihuelo : aguardiente con harina de trigo tostada.