La mayoría de los vinos tintos están concebidos para que tengan un sabor seco.
Los tintos varían en función de su densidad y de su astringencia.
Asimismo su vida tiene una duración muy diferente de la de los vinos blancos: algunos se elaboran para ser bebidos jóvenes como la mayoría de los vinos blancos, pero otros pueden envejecer durante decenas de años y mejorar poco a poco.
Un vino tinto pensado para envejecer procura poco placer si se bebe joven.
Entre los «rosados», en cambio, hay escasas diferencias : pocos son los que envejecen bien.
Se distinguen sobre todo por su mayor o menor dulzor.
Algunos, como el rosado de Anjou o el blush californiano, son ligeramente dulces; otros la mayor parte de los rosados provenzales o españoles son secos.
Los vinos tintos que pertenecen a la categoría «ligeros, afrutados, no envejecidos» deben beberse jóvenes.
Proceden por lo general de variedades como garnacha, gamay, cabemet franc y de otras que producen vinos poco tánicos (los taninos son el elemento esencial en el envejecimiento de los vinos tintos).
Los vinos tintos de «cuerno medio» configuran la categoría más numerosa, que incluye una importante cantidad de los vinos de buena calidad y la mayoría de los de calidad media.
Algunos pueden envejecer bien y pertenecen a la categoría de «vinos de guarda».
La categoría de «concentrados intensos» agrupa los vinos tánicos de aromas intensos, generalmente muy afrutados (sobre todo en América).
La mayoría de estos vinos envejece bien.
Los vinos «de guarda» o para añejar provienen de regiones clásicas o de grandes cosechas de regiones menos conocidas que se han dejado envejecer en botella.
Estos vinos se clasifican aparte, porque su sabor, cuando están maduros, es muy distinto.
Según la tradición mediterránea, los vinos elaborados a partir de uvas parcialmente desecadas con una fuerte graduación de azúcar convertible en alcohol son intensos y generalmente dulces.
En Italia, este estilo de vinificación recibe el nombre de passito o recioto.
Los vinos italianos etiquetados bajo el término liquoroso son, en cambio, vinos dulces naturales.
Ciertos vinos son difíciles de situar :
Habría que incluirlos entre los «especiales» o son más bien vinos dulces naturales?
Esto depende de la técnica de vinificación pero, en términos de gusto, no hay gran diferencia entre un vino elaborado a partir de uvas secadas al sol, pero no fortificados, y otro elaborado a partir de uvas cosechadas normalmente pero al que se ha agregado aguardiente.
Los vinos tintos pueden pasar de una categoría a otra según las cosechas: un buen año en una región clásica, como por ejemplo Burdeos o Borgoña, hará pasar a numerosos vinos de la categoría normal de «cuerno medio» a la de «llenos de personalidad, intensos».
Las variedades prestigiosas que constituyen la base de los tintos de Burdeos y de Borgoña (cabemet sauvignon y pinot noir) han sido plantadas intensivamente en el nuevo mundo California, Washington, Oregón, América del Sur, Australia y Nueva Zelanda, así como en numerosos países de la Europa del Este, a lo largo del Danubio y en los alrededores del mar Negro.
Estos vinos suelen ser de estilo corriente, casi siempre con buen cuerno, y pueden rivalizar con los vinos franceses típicos, sobre todo los de grandes productores y de buenas añadas producidos en California, Oregón y Australia.
En estas regiones, donde no existe un estilo tradicional, la elección del vino es complicada.
El resultado depende del vinificador, que puede cambiar de parecer de un año para otro.
Se recomienda en estos casos una lectura detallada de la contraetiqueta, que puede aportar buenas indicaciones.