La ingesta responsable puede combatir males degenerativos como el Alzheimer y cataratas, ayudar a adelgazar y hasta fortalecer los huesos.
El vino sigue cosechando atributos saludables. Investigaciones científicas en distintas partes del mundo ya lo asocian a tratamientos para combatir males como el Alzheimer y la obesidad, que su ingesta evitaría una serie de problemas de salud relacionados con el envejecimiento, al beneficiar el corazón y fortalecer los huesos, además de prevenir las cataratas y hasta serviría como prevención para ciertos casos de demencia.
Además de contribuir a una mejor calidad de vida, ayudan a construir una mejor imagen del vino como producto de consumo, asociado a la naturaleza y la salud.
Aspectos que pueden y deben ser utilizados por el marketing para potenciar el consumo, según explican los especialistas.
Por lo pronto la ciencia sigue avanzando en nuevos tratamientos y en el descubrimiento de nuevos propiedades curativas o preventivas del vino.
A continuación un compendio de las investigaciones que se están llevando a cabo y sus resultados :
Alzheimer
Un extracto de semilla de uva tinta que contiene el mosto podría ayudar a proteger contra la pérdida de memoria ocasionada por la enfermedad de Alzheimer, según sugiere una investigación realizada con ratones.
El doctor Giulio María Pasinetti, de la Escuela de Medicina Mount Sinai, en Manhattan, EE.UU, y sus colegas, descubrieron que un grupo de roedores proclive a experimentar cambios cerebrales similares a los del Alzheimer mostraba una mejor función cognitiva a la edad de 11 meses (cuando se habría esperado que ya hubieran sufrido algún deterioro en la memoria) si se les administraba el extracto polifenólico de la semilla de uva dentro del agua que bebían.
Los compuestos polifenólicos son unos antioxidantes que se encuentran de forma natural en el vino, el té, el chocolate y algunas frutas y hortalizas. Los ratones del estudio ingirieron unos niveles de polifenoles equivalentes a los que consumiría una persona en una copa o dos al día de vino tinto.
Unos ratones tomaron una cantidad equivalente a lo que para los humanos es un gramo diario de polifenoles y otros agua corriente.
Después de cinco meses de tratamiento, los ratones alimentados con el extracto de semilla de uva tenían en su cerebro una acumulación de proteínas amiloide beta entre un 30% y un 50% menor que los del otro grupo.
La acumulación de proteínas amiloide beta, explicó Pasinetti, es un paso clave en la formación de las placas y las marañas que se observan en el cerebro de los pacientes con Alzheimer, por lo que es razonable suponer que evitarla podría ayudar a ralentizar el deterioro cerebral.
Los animales tratados con dicho extracto también realizaron notablemente mejor un test estándar de memoria de aprendizaje del espacio que los roedores que no lo habían tomado.
Pasinetti y su equipo comenzarán a testear estos resultados en humanos enfermos con Alzheimer.
Obesidad
El resveratrol, un compuesto que se halla presente en las uvas y el vino tinto, reduce el número de células grasas y un día podría utilizarse para prevenir o tratar la obesidad, según las conclusiones de un nuevo estudio.
Los investigadores de la Universidad de Ulm, ubicada entre los estados federados de Baviera y Baden-Wurtembergen, Alemania, querían saber si el resveratrol podía imitar los efectos de la restricción de calorías en las células humanas de tejido adiposo cambiando su tamaño o su función.
El equipo alemán utilizó una veta de precélulas grasas humanas, llamadas preadipocitos.
En el cuerpo, estas células se desarrollan en células adiposas maduras, según explica la directora del estudio, Pamela Fischer-Posovszky, investigadora de endocrinología pediátrica en el Departamento de Diabetes y Obesidad del centro académico.
En el estudio, se encontraron con que el resveratrol inhibía el aumento de las precélulas grasas y evitaba que se convirtieran en células maduras.
Además, el resveratrol obstaculizaba la acumulación de grasas. Un dato especialmente interesante según Fishcher-Posovszky fue que el resveratrol reducía la producción de ciertas citoquinas (las interleuquinas 6 y 8), unas sustancias que pueden estar asociadas al desarrollo de desórdenes relacionados con la obesidad, como la diabetes y la obstrucción de las arterias coronarias.
Además, el resveratrol estimulaba la formación de una proteína de la que se sabe que disminuye el riesgo de sufrir un ataque al corazón.
La obesidad reduce esta sustancia, llamada adiponectina.
El nuevo descubrimiento es coherente con la teoría de que el resveratrol del vino tinto explica la paradoja francesa, que consiste en que los franceses llevan una dieta relativamente alta en grasas pero tienen una baja tasa de mortalidad por enfermedades cardíacas.
Rejuvenecimiento
En la Escuela de Medicina de Harvard, EE.UU, también se hicieron importantes avances con el uso del resveratrol presente en las uvas y el vino tinto.
Compuesto que evitaría una serie de problemas de salud relacionados con el envejecimiento, al beneficiar el corazón y fortalecer los huesos, además de prevenir las cataratas.
El estudio, que incluyó a ratones alimentados con una dieta complementada con resveratrol cuando tenían el equivalente a la edad media de los seres humanos, es el primero en generar esperanzas de que el compuesto o fármacos basados en él puedan mejorar la salud de las personas.
La mayoría de los roedores que recibieron resveratrol no vivieron más que otros ratones, pero eran mucho más saludables en aspectos importantes, según el artículo publicado en la revista Cell Metabolism.
Los ratones tratados con el compuesto tuvieron menos deterioro cardiovascular relacionado con la edad o la obesidad.
El colesterol total se redujo, sus aortas funcionaron mejor y el resveratrol pareció moderar la inflamación cardíaca, dijeron los autores.
Estos roedores además tenían mejor salud ósea que los que no recibieron el compuesto, una menor formación de cataratas en los ojos y mejor equilibrio y coordinación motriz, agregaron.
Los genes de los ratones que tomaron resveratrol estaban activos de modo similar a los de los ratones alimentados con dietas de bajas calorías, las cuales anteriormente habían demostrado una desaceleración en el proceso de envejecimiento y la extensión del período de vida en algunos animales.
El estudio fué un seguimiento de otro publicado en el 2006 que reveló que el resveratrol mejoraba la salud y la longevidad de los ratones con sobrepeso.
“La buena noticia es que podemos mejorar la salud.
Creo que eso es más importante que extender la vida”, dijo David Sinclair, de la Escuela de Medicina de Harvard, quien dirigió el estudio junto con Rafael de Cabo, del Instituto Nacional sobre envejecimiento del gobierno estadounidense.
Los ratones analizados que fueron alimentados con una dieta alta en calorías complementada con resveratrol sobrevivieron a aquellos que consumieron una dieta alta en calorías pero sin el compuesto, indicaron los autores.
“El resveratrol acabó con el efecto negativo de la grasa elevada,” señaló De Cabo.
El resveratrol, hallado en abundancia en las uvas y en el vino tinto, ha provocado gran interés entre los científicos y algunas compañías.
GlaxoSmithKline pagó este año U$S720 millones para comprar Sirtris Pharmaceuticals Inc, una empresa que desarrolla medicamentos que imitan los efectos del resveratrol.
Los expertos de Sirtris participaron del estudio.
Contra la demencia
Puede que el vino tenga componentes que protegen contra la demencia, según lo que demuestra una investigación de la Academia Sahlgrenska, perteneciente a la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, sobre 1.458 mujeres que desde 1.968 han sido incluidas en el llamado Estudio de población de las mujeres.
Al ser examinadas por médicos, a cada una de estas mujeres se les pidió que dieran cuenta de la frecuencia con que bebían vino, cerveza y licores, dentro de una escala de siete categorías que iban de “nunca” a “a diario”.
Por cada bebida que las mujeres dijeron haber tomado más de una vez al mes, se les clasificó como consumidoras de la misma.
Treinta y cuatro años después del primer estudio, a 162 mujeres se les había diagnosticado una demencia.
Los resultados muestran que, entre aquellas mujeres que declararon que bebían vino, sufría demencia una proporción considerablemente menor, en tanto que tal correlación no se encontró entre las que habían admitido que bebían con regularidad cerveza o licores.
“El grupo que mostraba la proporción más baja de demencia era el de aquellas mujeres que respondieron que el único tipo de alcohol que bebían era el vino”, dice la profesora Lauren Lissner, que dirige el estudio en colaboración con el profesor Ingmar Skoog, ambos en la Sahgrenska Academy.
Una ayuda para promover el consumo
La ciencia contribuye a la formación de una imagen de producto saludable del vino
Cada uno de los avances y descubrimientos que la ciencia hace, en base a los usos o beneficios que trae la ingesta de vino, son elementos que se van sumando para contribuir a formar una imagen de producto “saludable y natural”, atributos que luego deben ser usado por las bodegas para posicionar mejor sus productos y promover el consumo responsable.
“Todos estos estudios que aparecen van de la mano del consumo responsable, que es lo que se debe apoyar desde las bodegas”, explicó Manuel Louzada, portugués de nacimiento y director de enología de Bodega Chandon.
“Es importante comunicar.
Las bodegas lo que deben hacer es apoyar y divulgar los efectos positivos del consumo responsable, pero hay que tener cuidado en no salirse de la promoción responsable del vino (entre una o dos copas de vino por día)”, explicó Louzada, para quien estos estudios sobre los beneficios para la salud de tomar vino y los avances que se están haciendo son “un respaldo, un resultado objetivo que viene desde organismos independientes”.
Chandon, como bodega, está actualmente dando su apoyo en una investigación que actualmente se está llevando a cabo en la Universidad Nacional de Cuyo sobre los “probables efectos antioxidantes y citoprotectores de un vino malbec sobre la mucosa gástrica injuriada”, presentado como proyecto ante la Sociedad de Biología de Cuyo por un grupo de científicos mendocinos a cargo de Dino Sánchez De Simone.
Pero a la hora de plantear una estrategia de comunicación y promoción de la imagen del vino como producto saludable, otro de los puntos clave es resaltar los atributos diferenciadores que tiene esta bebida en comparación con otros alcoholes y sus efectos sobre la salud humana, según explicó Louzada.
Con cada vez más beneficios demostrados para la salud, junto con su vinculación a la naturaleza, el agua pura y los condicionantes geográficos y climáticos que permiten la casi nula utilización de agroquímicos, la uva y el vino refuerzan así su imagen de producto natural y sano.